miércoles, julio 26, 2006

ciento diez

compañía

Estar sola en la casa del campo
pese a las perras que me siguen cada vez que me muevo
y que buscan protegerse del sol y del calor
echándose a dormir en mi sombra reflejada en el suelo

pese a los mosquitos
que se lanzan suicidas sobre mí
como alfileres desquiciados

pese a las gatas
(especialmente a una)
que ronronea y sujeta mi mano con su mano
para que nunca deje de acariciarla.

Estar sola
pese a las avispas que no se quedan quietas,
vuelan y beben con la misma ansiedad,
caen al agua y chapotean ahogándose
hasta que yo las salvo provista de un palito
mientras pienso si existe la conciencia en las avispas
si la que fue salvada de una muerte segura
será capaz o no de picarme
una vez recuperada del sofoco.

Estar sola en la casa
pese al gallo
que derrumba y aniquila a los gritos (todo el día)
el mito que al menos yo aprendí
y que enunciaba como una regla elemental del mundo
que “el gallo canta al alba”.

Estar sola
pese a las hormigas
o a ese bicho parecido a una araña
pero que no es una araña
sino algo indescriptible,
un insecto venido de otro tiempo
mezcla de patas, garfios y un andar jorobado
que huye de mí con el mismo pavor
con el que yo huyo de él,
lo que viene a demostrar
(otra vez)
que todo es cuestión de perspectivas.

Estar sola
aquí
pese a mi propia compañía
que me busca y me encuentra
y me pone un cuaderno y un rotulador negro en las manos
cuando me pierdo
por los rincones sombríos del día
o de la casa.

domingo, julio 23, 2006

escarabajos

Curiosos escarabajos los que encuentro en un pueblito de Guadalajara, que se echan panza arriba para morir.
Mi tarea en los días en los que a nuestra manera convivimos, consiste en darles la vuelta varias veces (a unos y a otros) e indicarles, con tono maternal y con gestos, un camino sin posibles tropiezos, convencida de que su confusión respecto a dónde está el cielo y dónde el suelo es tan sólo momentánea y casual. Sin embargo, un rato después de ponerlos a andar, alentándolos en el intento, los escarabajos vuelven a caerse boca arriba, como si la vida fuera un barco que los marease. Allí los dejo entonces, dándome por vencida aunque me cueste, una vez recibido su mensaje por signos.
Días enteros y noches sin reloj pasan moviendo sus patitas hacia el cielo, pedaleando sin dudar hacia la muerte.
Nada he podido hacer para salvarlos, suponiendo que lo que para mí es salvarlos signifique lo mismo para ellos.
Nada he podido hacer para entender cómo y por qué entra la muerte en sus acorazados cuerpecitos, en qué momento llega la rendición después de tan larga e invisible batalla.

domingo, julio 09, 2006

de un sueño

El caballo era izado como un piano de cola
desde la ventana que daba
al patio interior

el patio era estrecho
y el caballo no oponía resistencia

para qué

A mitad de camino
la soga se detiene
el caballo queda colgando
pegado a la pared

quieto

parece que esperara a que alguien
le pusiera debajo de las patas
(como si le probaran un zapato)
una pradera
una playa
(un cuadradito de suelo firme
donde apoyar
la puntita del pie)

Sin embargo debajo
de su lánguido cuerpo
la boca que forman las paredes del edificio
se abre como deseando que la soga se rompa
que el caballo caiga
dentro de su garganta de ladrillos

Me asomo a mi ventana, enfrente,
desde la que he visto todo

(el caballo flameando muy suave,
un saquito de té
goteando sobre la taza llena)

con la indiferencia asustada de siempre
e intento decir algo

pero antes de siquiera entender lo que ocurre
me despierto

entonces
no es de día ni de noche:
un color tan extraño
en las paredes
como el pelo del caballo colgado

sábado, julio 01, 2006

el gato de cheshire


Cuando nadie miraba
el gato de alicia en el país
pegó un salto sobre la mesa
y de un bocado se devoró la luna.

Nos dimos cuenta
cuando al mirar al cielo azul chagall
que nos cubría,
en el lugar de la luna redonda
la enorme boca del gato,
ladeada como una barca en la arena,
sonreía.


La imagen que acompaña este texto fue cogida con las mejores intenciones de la siguiente página:
www.dark-thirty.com/.../ nuit/08-cheshire.jpg