el amor

No era como en las películas?
Las canciones?
Los libros?

No era que podía con los dragones
y los malvados
y las noches repletas de fantasmas?
No era que iba a mover montañas
apagar miedos
desdibujar malos recuerdos?

Ahora parece
que el maleficio no se rompe con nada,
que hay que contar los días de esta vida
haciendo muescas en las paredes grises

tragarse la realidad de cada día

(su abrazo ausente
su mirada tejida con recuerdos
el lejano rastro de su piel muda)

junto con dos pastillas para soportarla.

Dime que dormirás en tus manos
la cara que (realmente) te adora,
que cambiarás los muebles de sitio
sin temor a las marcas que queden en el suelo.

Dime que no la dejarás
por algo tan estático
como una estación de tren abandonada

dime que era verdad un amor
que de tan verdadero
parecía de mentira.

el cuerpo

Le cuento cuentos y le canto canciones
valsecitos sin letra
para distraerlo como a un niño distraído.

Le escribo cartas inconclusas
le hago juegos de magia
escondites y carreras inútiles
sortilegios redondos
fuegos artificiales
sin más artificio
que mis manos vacías.

Así pasan los días,
el tiempo atroz,
agujas del reloj acusadoras
señalando donde más duele:

donde la piel
no se consuela
ni se gasta

donde la boca
sólo sirve
para hablar esta lengua
incompleta.

la piel

En guardia se eriza
ansiando una batalla
que no llega.

Dentro del escenario
en el que todo ha cambiado
o no ha cambiado nada

no busca
simplemente
el choque
la luz revuelta
ese olor.

Con su intermitente voz
quiere ser
(al menos un segundo)
el susurro
que todo lo subleva.

lejos

Me invento
un nuevo punto cardinal
cuando los que existen no sirven
para situarnos en este mapa extraño
lleno de idas y vueltas desgastadas.

Un punto
para mirarte irte
sin darte cuenta
de que yo me estoy yendo.