miércoles, julio 22, 2009

boceto (a falta de algo redondo)

El hombre que vivía en un ascensor, sólo sabía decir unas pocas palabras: primero, segundo, tercero, cuarto y quinto. Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Eventualmente alguna palabra relacionada con el clima o con el fútbol (de los que no tenía noticias más que por los usuarios que subían o bajaban).
El hombre que vivía en un ascensor sabía mirar los botones con números como si mirara el mar, con la mirada perdida de quien recuerda algo perdido.
El hombre que vivía en un ascensor sabía que un piso más arriba del quinto estaba la azotea y sabía que algún día saldría del ascensor para verla, aunque fuera lo último que hiciera.

martes, julio 21, 2009

Un poema de Roberto Juarroz (a falta de algo mío)

Un amor más allá del amor,
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y de la compañía.
Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido
a los fogonazos de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.
Un amor para estar juntos
o para no estarlo
pero también para todas las posiciones
intermedias.
Un amor como abrir los ojos.
Y quizá también como cerrarlos.