lunes, marzo 21, 2011

primavera

Tengo un pie en la calle, un brazo en la cama, un dedo en tu cuello.
Tengo un pie en la escalera que baja, un ojo en tu mano que sube.
Tengo tu olor en el pelo, tu canción en el eco que rebota aquí dentro.

Tengo la zapatilla que salta en la acera,
mientras mi corazón sigue en el cuarto
(por llamar corazón a esa cosa que late y que a veces se quiebra
como un jarrón chino).

Tengo un cordón desatado y desatada tengo la fantasía.

Tengo un silencio pero también
un ruido insoportable por lo maravilloso.
Tengo hambre y sed y a ratos el estómago cerrado por vacaciones
sólo abierto a las enloquecidas mariposas que suben y bajan
dentro de él
como niños en una tarde de verano.

Tengo un pie en la calle y un pie enredado en tus pies descalzos todavía.
Tengo que irme
y aunque me voy algo de mí queda rondando alrededor de ti,
un planeta loco, desencajado por fin de su órbita.