lunes, marzo 28, 2011

juego

A los dos años sabía pronunciar a la perfección las palabras abracadabra y ornitorrinco. A los dos y medio recitaba trabalenguas trabajosos para deleite de padres y amigos: maría chucena techaba su choza. A los tres, no se me resistían ni los clásicos: tenía con las palabras un don parecido a la telequinesis o a los malabarismos con puñales.
Sin embargo, a esta edad a la que arribé sin banderas ni mapas, he perdido el sentido del lenguaje, como un recién llegado a un país viejo. Nombro pero no digo. Escribo pero no mancho.
Siento dentro del pecho el murmullo de lo que no se dice, una ciudad habitada por el vocabulario del miedo. Palabras amordazadas como perros atados, una bomba que tiene que explotar y no explota.

lunes, marzo 21, 2011

primavera

Tengo un pie en la calle, un brazo en la cama, un dedo en tu cuello.
Tengo un pie en la escalera que baja, un ojo en tu mano que sube.
Tengo tu olor en el pelo, tu canción en el eco que rebota aquí dentro.

Tengo la zapatilla que salta en la acera,
mientras mi corazón sigue en el cuarto
(por llamar corazón a esa cosa que late y que a veces se quiebra
como un jarrón chino).

Tengo un cordón desatado y desatada tengo la fantasía.

Tengo un silencio pero también
un ruido insoportable por lo maravilloso.
Tengo hambre y sed y a ratos el estómago cerrado por vacaciones
sólo abierto a las enloquecidas mariposas que suben y bajan
dentro de él
como niños en una tarde de verano.

Tengo un pie en la calle y un pie enredado en tus pies descalzos todavía.
Tengo que irme
y aunque me voy algo de mí queda rondando alrededor de ti,
un planeta loco, desencajado por fin de su órbita.

martes, marzo 08, 2011

buenos aires (antiguo, muy)

acaso estamos tan cansados
de caernos en las veredas rotas,
buenos aires,
que te echamos
las culpas y las curdas
sólo para no perder
la maldita costumbre
y la memoria.