pérdida
Fuímos al aeropuerto a buscar a mi madre.
Pasadas casi dos horas de espera, aparece por la puerta un empleado de la aerolínea sosteniendo dos maletas y diciéndonos con tono burocrático:
- Las maletas están, a la que hemos perdido es a su madre.
Aunque intentó compensarnos económicamente por la pérdida, nos negamos. Tampoco nos convenció su oferta de llevarnos a cambio a un señor al que nadie había ido a recoger.
Nos explicó amablemente que lo usual en estos casos es que el pasajero perdido deambule por el limbo del aeropuerto durante algunos días. Luego baja a la tierra y todo vuelve a la normalidad.
Nos fuímos a casa a esperar y por las noches, durante las cenas, les
contábamos a las maletas de mamá anécdotas sobre nuestra vida en este país extraño.