viernes, enero 31, 2014

regla número 68

nunca pero nunca nunca empezar
a construir el olvido por el tejado.

martes, enero 28, 2014

tregua

- Buenos días.
- Buenos días.
- Venía a solicitar una tregua.
- No nos quedan muchas.
- ¿Cómo que no?
- Todo el mundo tiene su propia guerra.
- La mía es distinta.
- Usted es una egocéntrica.
- Traigo la bandera. Era blanca. Está hecha jirones. Vengo agitándola desde lejos y nadie me ve.
- No sea dramática que eso no puntúa.
- Se lo estoy rogando, déme una tregua, la primera que tenga, aunque sea esa fallada que veo ahí en la papelera.
- Esa no está fallada. Está atrincherada: es una tregua que no quiere rendirse.
- Por favor.
- No llorimiquée.
- Déme una tregua, aunque sea una tregua XS. La lavo y la extiendo empapada a ver si se estira. No puedo respirar por las noches. Y por el día sólo escucho música triste a ver si llorando se exorciza la pena.
- Uf, lo suyo no sé si se arregla con una tregua. ¿Se abrió al universo? ¿Se entregó a la vida? ¿Dejó abiertas las persianas por la noche?
(Silencio).
- ¿No tiene respuestas?
- No. Sólo tengo preguntas y ni siquiera sé hacérmelas todas. Me lío. Hay días que no sé en qué día vivo.
- Eso es una suerte. Tampoco tiene mucho sentido saber en qué día se vive.
- Eso es verdad.
- Lo importante es…
- Déme una tregua, por favor (implora).
- Venga, vale, llévese esta. Está usada pero dio buen resultado. Ajústesela en el cuello como una capa, alquile una bicicleta y déjese rodar calle abajo, que el viento le pegue en la cara, que se le enrede en el pelo la primavera.
- Es bonita (suspira). Es suave.
- Es una tregua. Algunas raspan, pero esta es perfecta. Que la disfrute.
Firme aquí. En siete días nos la trae de vuelta, así que que le cunda.
- Gracias.

lunes, enero 27, 2014

alas

Voy a dejarme crecer
otras dos alas.
No sé si será fácil
no sé si tendré espalda.
Les pondré alpiste
les pondré agua
a ver si así maduran
a ver si así se cuajan.
Voy a dejarme crecer
otras dos alas.
Frondosas como barbas
valientes en el vuelo
vibrantes desplegadas.
En el sitio donde corté
las mías esa mañana
voy a dejarme crecer
otras dos alas.

domingo, enero 26, 2014

caos

Hay un silencio traspasado de cosas.
Hay un silencio haciendo mucho ruido.

jueves, enero 23, 2014

paradoja

hay días en que tengo tanto para decir
que las palabras no alcanzan para nada.

miércoles, enero 22, 2014

palabra herida (antiguo)

A media tarde trajeron al hospital a una palabra malherida. Había sido atacada sin motivos aparentes por una falta de ortografía que, en un momento de distracción, le clavó un afilado acento en el lugar menos apropiado.
La palabra estaba dolorida y humillada. Se iba destintando por su herida y casi era imposible reconocer su significado: un montón de letras deformadas, palideciendo, sin sentido.
Las malas lenguas decían que no sobreviviría ni una noche. Las buenas lenguas desconfiaban de ella porque como no la podían pronunciar, no sabían qué quería decir.
Tal vez fuera una mala palabra, pensaban. Y en el fondo siempre hay quien piensa que las malas palabras merecen un escarmiento.
Buena o mala había que curarla. Así que en una larga operación le quitamos el acento asesino (que guardamos en un frasco para entregar a las autoridades de la real academia) y a cambio le pusimos unos paréntesis muy confortables, para que la abrazaran. Hubo quien sugirió que en lugar de paréntesis le pusiéramos unos puntos suspensivos, dado su estado, pero a mí me pareció de mal gusto.
Al día siguiente, en la ronda de rutina la palabra herida parecía encontrarse mejor. Con una voz aún tenue pidió si podía cambiar la dieta de tinta china por algo más sustancioso, una sopa de letras tal vez.
Con un mal disimulo no dejaba de mirarse la cicatriz de la herida, como si pese a la amputación del acento, aún siguiera sintiéndolo allí, como un fantasma o como una cosquilla.

lunes, enero 20, 2014

regar


sábado, enero 18, 2014

de corrido

Mi amor mi amor mi amor me lleno la boca de ti que no estás y en el plato vacío corretea la última ese de esta sopa de letras helada. De un lado a otro tropieza con los bordes de porcelana blanca y cae de barriga hacia el centro.
Mi amor.
He de dejarla ir aunque a ti aun no he podido. Vienes en sueños a abofetear mi pena a espabilarla. Entreabro los ojos y te veo marchándote (siempre has estado así, huyéndome).
Por la mañana hago recuento de pérdidas de bajas como si en estos años todo hubiera sido nublado, zapatos embarrados, remolinos.
Mi amor.
Asumir lo irremediable (¿todo es cuestión de tiempo? ¿hay una fórmula? No quiero acomodarme en esa espera) sin que tiemblen las piernas para que las mañanas se desenvuelvan nuevas, esponjosas, rojizas. Para que el sueño me regrese a la orilla expansiva y no hecha un ovillo de nudos enredados.
Para dejar de decir mi amor como una letanía que solamente trae palabras para nada.

viernes, enero 17, 2014

confesión sin comas

Estaría bueno que ya ahora mismo en este mismo instante entrara alguien por la puerta y sin mediar palabra sacudiera mi alfombra mental en el balcón de mi neurosis. Y que me dé risa escribir esa frase e imaginar todo el desorden de cosas acumuladas que caerían como una regadera, como si mi memoria y mi corazón sufrieran el mal de diógenes, guardando cosas sin sentido, latiendo enredados los dos en mi caos.
Cada tanto un sábado por la mañana por ejemplo debería ponerme a bach o a charly garcía y ponerme también a limpiar las alforjas de esta cabecita loca para no sentir que ahora al menos hoy es preciso que alguien entre por la puerta y me dé vuelta y vacíe como la caja de juguetes de mi sobrino que es una caja de pandora en miniatura una caja de pandora de cosas buenas: puede haber un pinocho un ironman un títere miles de coches miles de cosas todas desperdigadas por el suelo cuando le da la vuelta sin preguntar a nadie porque sí porque quiere sacarlo todo fuera.
Y qué placer ver caer todo eso sin que nadie rechiste ni quiera poner orden: vaciarlo todo en medio del salón y luego ir a preparar un té y resbalarme al pisar inevitablemente.
Hay días en que quisiera que alguien entrara por la puerta y me besara el cuello como si me plantara semillas de jacarandá en la piel erizada.
Y que esa sensación me vaciara de todo todo todo. Me limpiara sin necesidad de psicólogos ni de poemas ni de palabras ni de milongas simplemente mi gran revolución de los sentidos.
El perfecto esplendor de mi piel viva.

jueves, enero 16, 2014

vivian maier

martes, enero 14, 2014

tontería (inútilmente) catártica

Hay amores puzzle y amores ola.
El amor ola no tiene cerradura
no sabe de persianas
usa los trampolines para saltar de la cama.
El amor puzzle
lleva sombrero apretado en las sienes
una lupa en la mano
el metro de medirse asoma de un bolsillo.
El amor ola odia los ascensores.
Sube y baja a tu casa usando la escalera
a puros trompicones
de dos en dos
de tres en cuatro
los cordones los lleva desatados.
El amor puzzle estudia con cuidado
se aposenta midiendo cada uno de sus bordes
a ver si encajará
a ver si será descartado.
El amor ola no se puede aguantar
le duele la piel por no tenerte.
El amor puzzle tiene el corazón en una caja
la sangre es de cartón
puede pasar de puntillas sin romper nada
se mira en los espejos, se peina minucioso.
El amor ola no espera el autobús
ni espera nada
más bien se desespera
mientras el amor puzzle se coloca los guantes
calcula cada litro de agua en la bañera.
El amor ola sobrepasa diques
no respeta banderas amarillas
rompe y se rompe contra la escollera.
El amor puzzle
da vuelta la página
cambia la baraja
domina como nadie
el arte doloroso de no mediar palabra.
El amor ola desangra por la herida
se inventa un idioma que no vale de nada

y llora que te llora
mientras alguien canta.

lunes, enero 13, 2014

eros y tanatos

Ante la muerte
y su luz de neblina
el deseo me agita y me revive
con su ala despeinada.

viernes, enero 10, 2014

leído en el blog Intradiegético

31.

Desde alguna parte nuestra que no conocemos
nos sube a veces una pasión suelta,
como un cuadro que despegara de la pared
para ir a palpar el mundo,
como un cuadro que olvidase lo que tenía pintado.

Una pasión que no busca
el nacimiento de ninguna mano.
Una pasión vacante.

Tal vez ella nos salve.

(Roberto Juarroz)