martes, noviembre 11, 2014

explicaciones

- Hola. Buenas tardes.
- Sí, dígame, en qué puedo ayudarla.
- Sí, mire, venía a que me dieran una explicación.
- ¿Una explicación?
- Sí, ¿se lo deletreo? U-na-ex-pli-ca-ci-ón.
- Ya, ya, ya. Si yo la entiendo, pero ¿una explicación sobre qué?
- En principio me da igual. Hacia donde mire hace falta una: una explicación.
- Ya, pero imáginese. Aquí tenemos explicaciones para todo. ¿Usted quiere que yo abra el cajón de allá arriba y agarre una al voleo? ¿O prefiere que busque en nuestro catálogo una que sea realmente suculenta y la deje satisfecha? Ojo que tampoco hay que rechazar las explicaciones que no nos convencen. Esas dejan una especie de cosquilleo que da mucho gustito.
- Me hace dudar.
- Perfecto. Dudar está bien.
- Sí, pero yo venía muy segura. Estoy algo perdida y quería una explicación.
- ¿Pero está muy segura o bastante perdida?
- ¿Una cosa quita la otra? ¿Son antagónicas? Estoy bien segura de tener dudas existenciales.
- Ajá. Espere que miro en la sección Personal y existencial, a ver qué tengo.
- Bueno, personal es, pero también tiene que ver con el mundo, con la gente, con la sociedad.
- Explicaciones personales, la relaciones con el mundo y el existencialismo, ¿le parece bien?
- ¿Ahí entraría también por qué la gente acude en hordas a los centros comerciales quince minutos antes de qué cierren?
- ¿Los días de lluvia o cualquier día?
- Cualquier día, es algo muy extraño.
- Pues no. Eso tendría que mirarlo en Sociología incomprensible, el tomo II.
- Ya.
- Lo puedo mirar. Me pagan por dar explicaciones.
- ¿Y las tiene para todo? ¿Eso no le quita misterio a su vida?
- A veces jugamos a dar explicaciones para una cosa que en realidad son para otra y eso es muy divertido. Perdemos algo de misterio, sí, pero nos morimos de risa para adentro. Pero a veces también, le digo la verdad, no buscamos las explicaciones aunque las tengamos aquí al alcance y gratuitamente. Nos quedamos con la duda, tan anchas.
- Ya, ya, ya.
- No la convenzo.
- No sé, es que yo venía con tantas dudas. Me hacía ilusión alguna respuesta.
- Hacemos una cosa, mire: yo le cojo al voleo algunas explicaciones, se la meto en esta bolsita y usted se las lleva. Tal vez no son las que busca (seguramente) pero el saber no ocupa lugar. Y así tal vez se distrae un poco y se olvida.
- Olvidar sin explicar, sin entender.
- Uf, no sabe lo relajante que resulta.
- Lo voy a probar.
- Pues ya me cuenta. Aquí tiene. Ojo que pesan.