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La doctora Amor cierra el kiosco.
Sorpresa y consternación (poca) en el ámbito del mundo psicoanalítico en el que desarrollaba su trabajo, fue lo que suscitó la noticia de que la doctora Amor se retiraba. Dicen las malas lenguas que una paciente demasiado paciente la dejó tocada y hundida e incluso esdrújula sin brújula y se le quitaron las ganas de dar consejos inútiles y de inutilizar los consejos.
Nadie sabe bien qué hará la doctora, habitual tertuliana de la cadena Ser o no ser, ahora sin voz, ni botox.
Sus fieles seguidores auguran que se pondrá bien, que lo que precisa es cambiar de aires y dejar salir los pajaritos locos de su jaula/cabeza.
En un comunicado radial, con esa voz sugerente que la caracteriza, la doctora Amor dejó sus últimas palabras hasta nuevo aviso:
“Haré un duelo con tangos y con beatles, con esperas ansiosas y desesperación tranquila. Mirando la luna o dejando que la luna me mire a mí. Haré dibujos, viajes, comidas y canciones. Lloraré lo preciso y reiré lo necesario, para mirar mi cicatriz como una muesca o inclusive una mueca de la vida. Ay”.