lunes, noviembre 21, 2011

Glup

Ejercicio de silencio

Prisionero en el silencio, entre rejas de nada y hasta cuándo.
El silencio es una anguila que se escurre entre los días vacíos sin su voz.
Caen gruesas gotas de silencio sobre el tejado de una espera solitaria.
Camino hacia el silencio entre las amarillas flores silvestres que invade el prado de la distancia.
Cuando estaba agazapado en la espera de leer, me envió cartas de silencio, vacías misivas, nada.
Sentado bajo los ahorcados, abrumado por el silencio, me enjuago el sudor con la negra capucha del verdugo.
Como un alquimista ebrio, busco, alborotado, la fórmula magistral que descifre el silencio.
La corneta cerró el día, sólo queda convivir con el silencio y buscar el sueño.
Oh, Sísifo encadenado, levanto una y otra vez la piedra del silencio, una y otra vez cae sobre mí.
Una garza busca el silencio entre los nenúfares, bajo el agua negra de la ausencia implacable de su voz.
El trasatlántico del deseo chocando contra el iceberg del silencio. No hay supervivientes.
Corazón, de Edmondo de Amicis. Silencio. - Oh, es usted realmente un anciano-.
Caricias perdidas en el sopor de la siesta. Azar de tener su cuerpo. Silencio.
Levanto contra el silencio los guerreros indomables de mi constancia y hablo, hablo. ¿Hasta cuándo?
Dom Perignom, ¿te parece? Algo que la saque del silencio, que suelte su lengua.
Piel con piel, labios con labios, alma con alma, su cuerpo junto al mío. Y el silencio de la noche cae con parsimonia sobre nosotros.
El estandarte de mi voz clavado, como cada noche, en la colina de su silencio. ¿Resistirá?
Cuando tengan fuerza estos brazos tendidos, cuando desgarre con mis manos su silencio.
Leyendo a Salinger, acompañado de su silencio, de su no estar.
La realidad es cruda y tierna, su silencio es duro, insoportable.
Su silencio es un tiburón gris, inmenso, voraz, acaba de comerme las piernas. Y Spielberg lo ha visto.
Un afilado silencio de ámbar, maquinando conquistas y terror, Daniel Goleman me aburre, y ella.
El silencio submarino es lógico, aunque mil sirenas abracen a Neptuno.
Su silencio puede ser una actitud, o comodidad, o aburrimiento, o espejos.
Me gusta el sexo en silencio, hablando, cantando, dormido, despierto, por la mañana, por la tarde, en invierno, y, y, y.
Intento buscar la razón de su silencio y lo encuentro en el viento que roza los cristales de mi ventana. Además ya sé leer.
Bajando en silencio por las Ramblas, inquieto como un lémur.
No me falta inspiración, me sobra su silencio.
Puede seguir en silencio durante todo este siglo, yo sabré que es miedo.


Pedro. Glup 2.0