viernes, diciembre 05, 2008

cosquillas

No saber qué hacer con mi deseo, dónde ponerlo, cómo controlarlo. Se desboca, se cae de las sillas, habla en medio de la sala del cine, me despierta con golpecitos en la cara, se tira de cabeza a la taza del café, me salpica de besos imaginados, cambia de sitio los libros, las canciones, se esconde dentro de la nevera, me eriza cuando creo no estar pensando en nada.

A ratos, lo pierdo, brevemente, el aire queda quieto, insoportable. Parece que la vida transcurre con el sigilo absurdo de la rutina vacua. Incluso, no sé cómo, laten los corazones.

Cuando estoy a punto de caerme, vencida de vacío, imagino tu piel debajo de la mía. Y entonces me despierto. Vuelve el deseo a abofetear el cuerpo, a hacer cosquillas donde más me río.