sábado, enero 18, 2014

de corrido

Mi amor mi amor mi amor me lleno la boca de ti que no estás y en el plato vacío corretea la última ese de esta sopa de letras helada. De un lado a otro tropieza con los bordes de porcelana blanca y cae de barriga hacia el centro.
Mi amor.
He de dejarla ir aunque a ti aun no he podido. Vienes en sueños a abofetear mi pena a espabilarla. Entreabro los ojos y te veo marchándote (siempre has estado así, huyéndome).
Por la mañana hago recuento de pérdidas de bajas como si en estos años todo hubiera sido nublado, zapatos embarrados, remolinos.
Mi amor.
Asumir lo irremediable (¿todo es cuestión de tiempo? ¿hay una fórmula? No quiero acomodarme en esa espera) sin que tiemblen las piernas para que las mañanas se desenvuelvan nuevas, esponjosas, rojizas. Para que el sueño me regrese a la orilla expansiva y no hecha un ovillo de nudos enredados.
Para dejar de decir mi amor como una letanía que solamente trae palabras para nada.