miércoles, enero 22, 2014

palabra herida (antiguo)

A media tarde trajeron al hospital a una palabra malherida. Había sido atacada sin motivos aparentes por una falta de ortografía que, en un momento de distracción, le clavó un afilado acento en el lugar menos apropiado.
La palabra estaba dolorida y humillada. Se iba destintando por su herida y casi era imposible reconocer su significado: un montón de letras deformadas, palideciendo, sin sentido.
Las malas lenguas decían que no sobreviviría ni una noche. Las buenas lenguas desconfiaban de ella porque como no la podían pronunciar, no sabían qué quería decir.
Tal vez fuera una mala palabra, pensaban. Y en el fondo siempre hay quien piensa que las malas palabras merecen un escarmiento.
Buena o mala había que curarla. Así que en una larga operación le quitamos el acento asesino (que guardamos en un frasco para entregar a las autoridades de la real academia) y a cambio le pusimos unos paréntesis muy confortables, para que la abrazaran. Hubo quien sugirió que en lugar de paréntesis le pusiéramos unos puntos suspensivos, dado su estado, pero a mí me pareció de mal gusto.
Al día siguiente, en la ronda de rutina la palabra herida parecía encontrarse mejor. Con una voz aún tenue pidió si podía cambiar la dieta de tinta china por algo más sustancioso, una sopa de letras tal vez.
Con un mal disimulo no dejaba de mirarse la cicatriz de la herida, como si pese a la amputación del acento, aún siguiera sintiéndolo allí, como un fantasma o como una cosquilla.

2 Comments:

Anonymous Luna said...

Hermosísimo!

17:50  
Blogger samsa said...

Luna! muchas gracias!
un abrazo!

19:40  

Publicar un comentario

<< Home