lunes, febrero 03, 2014

huir

- Buenos días.
- Buenos días.
- Dígame, en qué puedo ayudarla.
- Vengo a huir.
- ¿Así, con lo puesto?
- Cuando se huye, se huye con lo puesto, descalza, despeinada.
- ¿Pero el pasaporte lo trae?
- ¿Es imprescindible?
- Depende. ¿A dónde quiere huir?
- Quería huir de ser adulta.
- (Carcajada). Ah! Pero usted es un cliché con patas! ¿No se le cae la cara de vergüenza?
- Usted me preguntó. Yo le contesto. Si se burla, me voy a otra oficina.
- No hay otras oficinas para lo que usted quiere. En realidad no hay ninguna oficina. Cerraron todas en 1994.
- ¿Entonces cómo hago? No quiero ser adulta.
- Lamento informarle que usted ya es adulta. Se le ve en el iris.
- Ah, ¿ya? ¿Y cómo no me di cuenta? Creí que tendría tiempo de detener el tiempo.
- Suele ocurrir. Un día nos despertamos siendo adultos y no nos dimos cuenta. Lleva unos días acomodar el cuerpo, la cabeza, lo que hay en la nevera, los libros, las canciones.
- Pero yo quería huir.
- Haberlo pensado antes.
- Antes estaba ocupada siendo infantil. No pensaba. Todo esto ocurrió de repente.
- (Carcajada, otra) Que le quiten lo bailado, entonces.
- Lo que yo quiero es seguir bailando, justamente, esas cosquillas.
- Pues bailar y ser adulta se pueden complementar, me parece.
- Entonces, ¿bailaría usted conmigo para comprobarlo?
- Si no huye, encantada.

2 Comments:

Blogger Ana Jimena Sánchez said...

Me hacen sonreír mucho tus textos de 'oficina'. Todos, en general.

20:06  
Blogger samsa said...

¡Qué bien hacer (te) sonreír!
Confieso que yo me (son) río mucho escribiéndolos.

Merci (en francés :)

beso!

21:42  

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