compañía
Estar sola en la casa del campo
pese a las perras que me siguen cada vez que me muevo
y que buscan protegerse del sol y del calor
echándose a dormir en mi sombra reflejada en el suelo
pese a los mosquitos
que se lanzan suicidas sobre mí
como alfileres desquiciados
pese a las gatas
(especialmente a una)
que ronronea y sujeta mi mano con su mano
para que nunca deje de acariciarla.
Estar sola
pese a las avispas que no se quedan quietas,
vuelan y beben con la misma ansiedad,
caen al agua y chapotean ahogándose
hasta que yo las salvo provista de un palito
mientras pienso si existe la conciencia en las avispas
si la que fue salvada de una muerte segura
será capaz o no de picarme
una vez recuperada del sofoco.
Estar sola en la casa
pese al gallo
que derrumba y aniquila a los gritos (todo el día)
el mito que al menos yo aprendí
y que enunciaba como una regla elemental del mundo
que “el gallo canta al alba”.
Estar sola
pese a las hormigas
o a ese bicho parecido a una araña
pero que no es una araña
sino algo indescriptible,
un insecto venido de otro tiempo
mezcla de patas, garfios y un andar jorobado
que huye de mí con el mismo pavor
con el que yo huyo de él,
lo que viene a demostrar
(otra vez)
que todo es cuestión de perspectivas.
Estar sola
aquí
pese a mi propia compañía
que me busca y me encuentra
y me pone un cuaderno y un rotulador negro en las manos
cuando me pierdo
por los rincones sombríos del día
o de la casa.
pese a las perras que me siguen cada vez que me muevo
y que buscan protegerse del sol y del calor
echándose a dormir en mi sombra reflejada en el suelo
pese a los mosquitos
que se lanzan suicidas sobre mí
como alfileres desquiciados
pese a las gatas
(especialmente a una)
que ronronea y sujeta mi mano con su mano
para que nunca deje de acariciarla.
Estar sola
pese a las avispas que no se quedan quietas,
vuelan y beben con la misma ansiedad,
caen al agua y chapotean ahogándose
hasta que yo las salvo provista de un palito
mientras pienso si existe la conciencia en las avispas
si la que fue salvada de una muerte segura
será capaz o no de picarme
una vez recuperada del sofoco.
Estar sola en la casa
pese al gallo
que derrumba y aniquila a los gritos (todo el día)
el mito que al menos yo aprendí
y que enunciaba como una regla elemental del mundo
que “el gallo canta al alba”.
Estar sola
pese a las hormigas
o a ese bicho parecido a una araña
pero que no es una araña
sino algo indescriptible,
un insecto venido de otro tiempo
mezcla de patas, garfios y un andar jorobado
que huye de mí con el mismo pavor
con el que yo huyo de él,
lo que viene a demostrar
(otra vez)
que todo es cuestión de perspectivas.
Estar sola
aquí
pese a mi propia compañía
que me busca y me encuentra
y me pone un cuaderno y un rotulador negro en las manos
cuando me pierdo
por los rincones sombríos del día
o de la casa.
2 Comments:
Hola, me presento, soy Mariaje, quiero agradecerte tu enlace a mi blog, gracias.
Este poema me gustó. Creo que la soledad es una de las situaciones en las que se puede sacar mucho partido de uno mismo.
C.A. Makkkafu.
Makkkafu, Mariaje, gracias por tu comentario. Y, debo decir, gracias a tu blog también, ya que fue su descubrimiento (y el de tus palabras), lo que me motivó a empezar a trabajar en este mío.
te seguiré viendo/leyendo por allí (o por aquí).
un saludo.
Publicar un comentario
<< Home