miércoles, marzo 17, 2010

sin sentido

Al pasar por la cabina de teléfono, lo que vi es que, dentro, el teléfono no estaba donde debería estar. En su lugar el hueco, la pintura marcada indicando lo que allí había sido.

Por un segundo dudé de detenerme, dudé de levantar ningún auricular, marcar ningún teclado, llamar a ninguna persona.

Me sentí como alicia en el país de las maravillas pero al revés.