jueves, abril 24, 2008

sala de espera

Moriré de sed en tu boca
y de hambre en tu piel

no me darás más que el espacio que cabe
entre tu temor y la noche,
palabras entre paréntesis,

minutos infinitos
en esta sala de espera
despoblada

nada que sacie
esta voracidad
que llega a destiempo a la mesa de tus días.

Mientras,
con el ancla arrancada,
voy recogiendo viento y peces resbalosos
en mi red más bien desenredada.